Esta mañana se llevó a cabo el sepelio de Silvia Ramos. Es difícil escribir estas palabras, como también resulta dificultoso creer que ya no está entre nosotros. Su ausencia ya se hace sentir y con el paso de los días, meses y años ella volverá una y otra vez en las conversaciones de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de tantos lugares de lucha donde estuvo presente y dejó su marca. Sin dejar de lado los sentimientos, pero desde otra perspectiva, también es necesario marcar la profundidad de la pérdida que acaba de sufrir la comunidad de General Pico.
Ya las cualidades y los méritos de Silvia valían por sí mismos en el diario acontecer, en la sucesión de sus trabajos, sus anhelos y sus logros. Pero cobran aún mayor relieve cuando se los ubica en contraste con la época que nos toca vivir, signada por la apatía o peor aún el egoísmo de tantos, por la falta de participación en las instituciones intermedias, y por el malhumor y la beligerancia de algunos dirigentes.
Silvia reía mucho y se divertía con las bromas. Quienes trabajaron con ella supieron, saben, de sus palabras en ráfaga en medio del entusiasmo, saben de sus tonos cuando se enojaba o estaba en desacuerdo, saben, en definitiva, de cuán intenso fue su tránsito en la vida.
En el campo de los temas públicos, en los que tantas veces intervino, supo escuchar y se hizo escuchar. Discutió, mucho, y tuvo la disposición necesaria para corregir el rumbo cuando sintió que debía hacerlo. Sus intereses fueron múltiples y diversos, fue concejal, consejera cooperativa, dirigente institucional, militante socialista y feminista, estuvo en las calles, se reunió cientos de veces con muchísimas personas, buscó consensos y habló en voz alta. Sus posturas y opiniones encontraron adhesiones y críticas y, por todo ello, su aporte a la vida democrática de la comunidad fue tan valioso. Quien esto escribe, además, deja constancia de la permanente disposición de Silvia Ramos al diálogo con los periodistas, en toda circunstancia.
Esta mañana decenas de personas acompañaron a los familiares de Silvia en la despedida que nadie hubiera querido dar. Aún en su ausencia, Silvia seguirá siendo guía y ejemplo.
(S.R)