Ocurrió minutos antes de las 19 horas, en una vivienda de calle 11 bis y 110. Un tarro de insecticida explotó inexplicablemente y las ondas expansivas generadas rompieron dos ventanas. No hubo víctimas.
El tarro estaba cerca de una cocina encendida. Sin embargo, el calor cercano no logra explicar la explosión que se produjo. Ante el fuerte ruido, los integrantes de la familia salieron y llamaron a los bomberos voluntarios de la ciudad. Llegó una autobomba con los servidores públicos, quienes constataron que no había fuego y que el fuerte ruido y la explosión de los vidrios de dos ventanas, una que da al frente de la vivienda y otras hacia el patio trasero, se produjeron al explotar un tarro de insecticida.