Categorías
Social

“Estamos pensando en vender” dijo el dueño de Pasteles Chilito

“…si tuviera 20, 25 años seguiría empujando, ahora ya a la edad que tenemos, lo que queremos es descansar…”

Para el común de los vecinos piquenses son conocidos como el “Chilo” Mango y su esposa la “Pochi” Carle, pero en el espectro comercial tanto local, provincial como nacional son la cara visible de “Pasteles Chilito” una marca que implica calidad y servicio, sinónimo de pasteles. Ellos están manejando la idea de vender su negocio, una actividad a la que le han dedicado la mayor parte de sus vidas. Tratando de reflejar esta historia, Infopico pudo dialogar con el propietario y recordar mucho de esta empresa y rescatamos  algunos de los conceptos que vertiera .

Los comienzos

“…que estamos con el negocio debe hacer ya unos 35 años, por supuesto en distintas etapas, primero fue una necesidad de trabajo, donde estamos ubicados existía una despensa; la despensa “Carle” del año 1940 o 1950, nos quedó a nosotros la despensa, que era de los padres de mi señora y eran momentos de crisis…”

“…en una etapa determinada, la crisis estaba y había una señora que nos vendía pasteles  y se enfermó, dejó de trabajar y, como la gente pedía los pastelitos los empecé a hacer yo…”

“…Ahí arrancamos, ensuciando un poco la cocina, después el lavadero, después como mi cuñado también tiene una despensa ya nos fuimos con una bandejita de pastelitos sueltos a lo de mi cuñado y como ya nos veían con ese trabajo, una familia que compraba pan acá en la Panadería de Dadone  y llevaba al kiosco del hospital me dice ¿porque no llevas pasteles? Y fuimos llevando y de a poquito, sin querer fuimos creando un pequeño mercado interno. Después aparecieron algunos otros clientes más y después como la cosa venía linda, surgió la idea de empezar a salir a venderlos y empecé a salir para el lado de América ya que tengo toda mi familia de parte de mis dos viejos, muchos  conocidos, mucha gente amiga…”

La marca

“…allá en América me encontré con el primer toque de atención, me decían: loco traéla a la mercadería pero tiene que tener un nombre, una etiqueta o algo, acá bromatología nos va a matar me decían…”

“…había que tomar una decisión y poner una marca y como los pibes pedían chilito, chilito, quiero de chilito, entonces le pusimos Chilito, que es mi sobrenombre; me llamaban así de chico, no se porque mi abuelo me decía así…”

“…de a poquito fuimos quemando etapas. Yo había sido viajante en una época,  me gustaba y era una aventura, fuimos a vender a Santa Rosa, luego por la Ruta 5, después arrancamos por Bolivar para hacer el camino hacia Mar del Plata…”

“…así fuimos haciendo el camino y la trayectoria, hicimos todos los trámites para registrar la marca que llevó un montón de tiempo y de plata y luego llegamos al valle y a muchos lugares mas…”

 “…tal vez sin darnos cuenta fuimos armando un pequeño monstruo que logró lo mas importante que es el concepto que ganamos entre la gente con nuestros productos…”

Las razones para vender

“…uno va entrando en edad, tengo dos hijas, una en Buenos Aires y otra independizada acá con su negocio, es decir que estamos solos con mi señora y al estar solos llega un momento que decís ¿Qué sigo haciendo?. Siempre habíamos pensado que a los sesenta años no íbamos a estar mas con el negocio y ya hemos pasado tres, cuatro años mas de eso y llega un momento que hay que tomar una determinación. Si pudiéramos lograr venderlo, colocarlo o que la gente nuestra se hiciera cargo de la empresa lo haríamos, es decir ayudar y colaborar pero un poco retirados de todo…”

“…la empresa tiene doce empleados y mantenemos las mismas rutas de siempre prácticamente: la ruta 5, la ruta 188, casi toda la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fé, sur de Córdoba,  parte de San Luís, Neuquén, Rio Negro y mantenemos una linda clientela, es decir que el negocio esta funcionando bien, seguimos vigentes y superconocidos en el mercado…”

Con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien, la familia Mango prepara con tiempo un cese en la ardua tarea que hace 35 años desempeñan en esta empresa que es sinónimo de ricos pasteles y honestidad comercial, una marca genuinamente piquense.