Ocho simpatizantes del juego en que se disparan con bolas de pintura fueron a un encuentro nacional realizado en una pequeña localidad a 30 km de la capital. Alquilaron dos cabañas y cuando fueron a cenar, malhechores ingresaron por las ventanas, que tenían solo un simulacro de seguridad, y se llevaron varios elementos valuados en unos 7 mil pesos.
El encuentro convocó a jugadores de San Luis, San Juan, Córdoba, La Pampa y Mendoza. Se llevó a cabo los días sábado y domingo y ayer culminaba con un asado de camaradería.
El fin de semana largo pintaba bárbaro, claro que los imprevistos suelen aguar las fiestas. Y es lo que les pasó los ocho piquenses que viajaron a San Luis. El sábado por la noche se disponían todos a pasar un buen momento entre platos y vinos, con los comentarios, nunca faltantes, de lo sucedido en la “guerra de pintura” vivida en el día, cuando uno de los muchachos se volvió más trempano porque se sentía afiebrado. Regresó minutos antes de las 23 horas a la cabaña y se encontró con que habían revuelto todo y robado lo que les interesaba: una marcadora (pistola de paint ball), una cámara digital, ropa de los talles más grandes, entre otras cosas. Llamó rápidamente a los compañeros de la otra cabaña quienes descubrieron que por allí también habían pasado los “amigos de lo ajeno”.
Llamó poderosamente la atención que el hurto fue selectivo. No se llevaron la marcadora más cara, valuada en unos 6 ó 7 mil pesos, ni otra cámara digital ni otros elementos de valor.
Los malhechores no rompieron nada para ingresar, simplemente abrieron las ventanas, que tenían un “simulacro” de seguridad. El dueño de las cabañas se mostró asombrado, ya que, según dijo, nunca había pasado nada en la pequeña localidad.