Hoy la Justicia condenó a Leonardo Ezequiel Becerra, de 23 años, a un año de prisión condicional por el delito de lesiones leves calificadas por alevosía en perjuicio de una niña de 3 años de edad, hija de quien entonces era su pareja. Además se lo condenó por desobediencia judicial.
El 6 de enero pasado, la niña estaba al cuidado de Becerra, pareja de su madre. Cuando ésta vuelve de trabajar halló a la niña fuertemente lastimada y la llevó al hospital. Allí el hombre le confesó que le había pegado porque había hecho sus necesidades en la cama matrimonial.
El médico Fabricio Chunflín la revisó y constató que la pequeña tenía hematomas maxilofaciales hemicara izquierdo, región submaxilar y cuello; cefalohematoma frontal izquierdo, tumefacción labial superior, solución de continuidad en labio inferior y hematoma en hemicara derecha, hematoma y esquimosis lienales; escoriaciones en pabellón auricular derecho y región posterior del cuello; lesiones en región escapular derecha, lesiones en brazo y antebrazo derecho, lesiones múltiples con hematomas, esquimosis de diferentes tamaños en región sacro-coccigea, y hematomas en el pie izquierdo.
El juez de control sustituto Diego Ambrogetti dispuso la restricción de acercamiento de Becerra pero el 6 de marzo, profesionales del Juzgado de la Familia y el Menor lo hallan almorzando con su pareja y la pequeña, por lo que se suma la acusación de desobediencia judicial. La niña es entregada a una familia sustituta.
En el debate oral y público realizado la semana pasada, las partes acordaron en el marco de un juicio abreviado condenar a Becerra a un año de prisión condicional y costas.
Además, se le impuso las siguientes normas de conducta: fijar residencia, prohibición de acercamiento a un radio no menor a doscientos metros del domicilio donde reside la menor con la familia sustituta y de los lugares habituales que concurra; y someterse a un tratamiento psicológico a fin de superar los episodios de violencia causados.
El juez Carlos Pellegrino dictó fallo accediendo al acuerdo propuesto por el defensor oficial Alejandro Caram y la fiscala Ana Laura Ruffini.