Categorías
Social

Charla “Ni una mujer más víctima de redes de prostitución”



Ante un importante marco de público Mónica Molina, Mirta Fiorucci y la secretaria del Consejo de la Mujer provincial, Elisabeth Rosi hablaron ayer en el Centro Cultural Maracó sobre prostitución y redes de trata desde el punto de vista del abolicionismo. La prostitución es una forma de violencia contra las mujeres y no un trabajo, fue la base de sus exposiciones. La actividad estuvo organizada por el Movimiento por los Derechos de las Mujeres y contó con la adhesión de la Comisión Municipal de Políticas de Género.

Con un cambio en el programa original de la propuesta, ya que las cuatro mujeres de AMMAR Capital que debían viajar desde Buenos Aires, no lo pudieron hacer el jueves por el paro de micros de larga y media distancia y no lograron que les canjearan los pasajes para el viernes, la actividad se desarrolló con otra mecánica de trabajo pero con las mismas intenciones y la misma idea base.

En lugar de las mujeres de AMMAR, llegaron hasta el Centro Cultural Maracó Mirta Fiorucci, de Mujeres por la Solidaridad y Elisabeth Rossi, funcionaria del gobierno provincial y militante feminista. De esta forma, y como ratificación de que la lucha por los derechos de las mujeres no tiene frontera política partidaria, compartieron el micrófono una exponente del Frepam, una del PJ y otra independiente.

Mónica Molina disertó sobre el Programa Integral de Políticas Comunales para la Prevención, Atención y Desarrollo de Oportunidades para las Víctimas de Trata por Explotación Sexual y Prostitución, explayándose sobre el profundo proceso que se dio al interior de la Municipalidad de Santa Rosa y hacia fuera sobre la concepción general ante la prostitución.

Previamente Fiorucci había argumentado sobre la Campaña Abolicionista y después tomó la palabra Rossi.

Explicaron que “el abolicionismo pretende un mundo sin prostitución. Pero ello no puede ser el resultado de la represión, sino de sociedades y estados capaces de generar puestos de trabajo y condiciones de vida dignas, vivienda, salud y educación para todos y todas.

También es preciso cambiar las ideas y las prácticas que instauran la desigualdad entre varones y mujeres, que significan para éstas mayor pobreza, menores recursos, descalificación, consideración como objetos sexuales o como máquinas de reproducir seres humanos.

Con estos objetivos, ser abolicionistas es luchar contra la represión de las mujeres y demás personas en situación de prostitución y contra toda forma de promoción o facilitamiento de la prostitución, de trata y de explotación de la prostitución ajena, ya sea por parte de los estados, fiolos, proxenetas, organizaciones mafiosas, medios de prensa o formas de publicidad.

Desde esta perspectiva, la trata de personas es la forma de proveer de mujeres al “mercado” de la prostitución.”

Por otra parte, afirmaron que la prostitución no es trabajo porque “se inscribe en las relaciones de opresión patriarcales que colocan a los varones del lado del dominio y a las mujeres del lado de la sujeción.

No es un contrato entre cliente y mujer, porque no se puede hablar de consentimiento (condición de todo contrato) en condiciones de profunda desigualdad. Las mujeres no se prostituyen, son prostituidas por clientes y proxenetas protegidos por el estado, obligadas por la necesidad económica, por presiones de todo tipo, por la violencia material y simbólica, por costumbres e ideas contenidas en la cultura que consideran que las mujeres de todas las clases sociales somos objetos disponibles para satisfacer supuestas necesidades de varones, también de todas las clases sociales.”

Además, afirmaron que “la relación entre cliente y mujer prostituida no es una relación laboral entre empleador y empleada ni entra dentro del derecho del trabajo. En la prostitución, el comprador tiene derecho unilateral al uso sexual del cuerpo de una mujer, le impone su cuerpo, su sexualidad y su placer, mientras el placer de ella no importa.

Si la prostitución fuera trabajo, ¿cómo se formaría a las niñas para el mismo? ¿cuáles serían los cursos de aprendizaje? ¿secundarios con orientación sexual? ¿dónde y con quiénes se harían las prácticas? ¿con los padres, los tíos, los maestros? Considerar a la prostitución como un trabajo favorece la trata y la legalidad de proxenetas y rufianes al convertir la explotación sexual en un negocio legal”, concluyeron.