A pesar de que está prohibido por Ordenanza Municipal y que los responsables suelen ser advertidos del tema, en varias zonas de la ciudad, los recolectores de basura juntan las bolsas en una esquina y recién después pasan a buscarla.
El resultado suele ser una improvisada «convención canina» alrededor de los olores que emanan las bolsas y que se incrementan cuando empiezan a romperlas con sus garras, hambrientos devoradores de los restos que dejan los humanos.
Ante la consulta, el subdirector de Residuos Sólidos, Pablo Lobos, explicó que ese mecanismo está prohibido por Ordenanza Municipal y que son numerosas las veces que se advierte de ello a los responsables de zona.
La práctica lleva años entre los operarios municipales y muchas veces trae aparejado el ensuciar la ciudad. No es demasiado el beneficio que les reporta, saben que están en infracción y pueden ser pasibles de sanciones, pero siguen juntando las bolsas en las esquinas.